Si avistas en tu horizonte la unidad de lo existente,
ya no habrán temporales ni sufrimiento
sino naranjas crecidas en la libertad del viento
y exaltaciones del agua respirando
en los ojos inmensos de la humanidad inmensa.
Entonces, y sólo entonces,
estos versos tristes que lees ahora
fermentarán en las barricas de tu alma
como un néctar derramado en copas de espuma.
Nada importa que estas sílabas violentas y sombrías
se traben en un amor encarnizado
con la gramática de la primavera.
La vida se teñirá de amaranto,
convertida por fin en una campana.
[Imagen: https://misislascanarias.wordpress.com/]
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