replegarte sobre el rastro de tus días
en el bosque sagrado de tus libros
o en el desierto inabarcable de tus sueños.
A veces es preciso volver
a las trincheras de la inteligencia,
a la claridad del territorio en que palpitas,
allá donde el sol brilla eternamente
y la sabiduría es un océano de luz.
A veces es preciso regresar
a una patria cálida y amable.
En la desolada geografía de tu vida,
hay aún una costa por cartografiar
donde yacen hundidos cien buques fantasmas.
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