Hace algunos años el Día de la Madre lo conmemoraba la iglesia católica (y, por ende, el Estado) el 8 de diciembre, coincidiendo con la festividad religiosa de la "Inmaculada Concepción". La cosa tenía su aquel, porque ser madre por intervención del Espíritu Santo sin haber tenido relaciones sexuales no deja de ser una amputación del hecho mismo de ser madre. No digamos de ser padre y el papelón de San José (PePe: Padre Putativo).El problema es que el 8 de diciembre queda dema-siado cerca de la navidad, y ya, total, la gente juntaba una cosa con otra para hacer el regalo y evitar dispendios. Por eso se pasó el Día de la Madre al primer domingo de mayo, lejos de los gastos de las navidades pasadas y del fantasma de las navidades futuras. Lo que demuestra que la estrategia de ventas de las grandes superficies tiene el poder de atar y desatar no sólo en la Tierra, sino también en el Cielo.
Como decía un personaje del difunto historietista Ivá: "el poder de la pela es infinito".
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