Llegas, maestra, en otoño
a enseñar las fábulas y la vida,
las metonimias y los números romanos.
Acudes al sur calcinado de mi patria
o al pie de los volcanes encendidos,
allá donde se atisbe el futuro
o resista en piel una esperanza.
Cargada de libros y libretas,
de programas, dictados y bolígrafos,
te enciendes al contacto de los niños
o caes asesinada por las administraciones.
Yo hubiera querido tu trabajo duro,
la pasión con que penetras la inconsciencia,
la señal de tu nombre en las almas
a la luz de las mañanas venideras.
Pero sólo puedo amar tus ojos cansados,
tus manos morenas blancas de tiza,
tus labios entreabiertos que me enseñan.
Por Ti Mujer participa en la última visita de pares del proyecto
“Consolidate”
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Por Ti Mujer participó la semana pasada en la última visita de pares del
proyecto europeo Consolidate: Consolidating, innovating and disseminating
effectiv...
Hace 1 día
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