Pasa el tiempo. Pasan las gentes, los acontecimientos, la Historia. Hemos sido una generación perdida, atrapada en un vórtice de transiciones, traiciones y desestimientos. Apostamos todo por cambiar las cosas, pero las cosas han terminado cambiándonos. Las compañeras y los compañeros que viajaban con nosotros se vendieron por un plato de lentejas, los viajes al Caribe, la "seguridad" o el iPad. Otros resistimos, al precio de nuestra derrota, política y personal. Inquebrantables pero jodidos.
Empieza ahora la generación de mi hijo. Con todo en contra. Y les pedimos que consigan lo que nosotros no conseguimos, que lleguen allá donde nosotros no llegamos. O, al menos, que mantengan la línea de batalla y no retrocedan.
Lo cantaba Nizar Kabbani:
Queremos una nueva generación de rasgos diferentes.
Que no perdone errores, ni permita…
Que no se incline nunca,
ni sepa lo que es la hipocresía…
Una generación gigante de vanguardia.
Siento que no se lo hayamos dejado un poco más fácil, como pretendíamos. Pero es el turno de ustedes, queridas muchachas y muchachos. Tienen toda la vida por delante para lograr lo que nosotros solo pudimos soñar.
1 comentario:
No te des tanta prisa en pasar la antorcha, querido. O te crees que de "lo tuyo" se jubila uno? ;)
Un abrazo, "mielmano"
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