No vivimos en el fascismo, pero sí bajo el gobierno de un partido fascista. PSOE e IU afirman que, al fin y al cabo, el PP es un partido “democrático”. Reconocer lo contrario sería aceptar que han llegado a innumerables acuerdos con los fascistas.
Heredamos del fascismo la monarquía, los jueces, los policías y, sobre todo, el miedo. Cuarenta años de terror “plácido” no pasan en balde. Por eso, tras este bienio negro, entramos en el tercer año bajo el despotismo de los fascistas sin que los hayamos barrido de la historia.
Otro año se nos viene encima con las viejas escrófulas: hambre, paro, miseria, sobreexplotación, abandono, injusticia. El viejo mundo se resiste a morir, y el nuevo aún no acaba de nacer. Pero empiezo a ver una mirada distinta en los ojos de los jóvenes.
“Están cambiando los tiempos”, nos decía Benedetti. “Para bien o para mal, nada va a quedar igual”.
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