
En Los elementos, Euclides señala que "se dice que una línea recta está dividida en el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al menor". Y en Mysterium Cosmographicum, Johannes Kepler decía que “la geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras; el otro, la división de una línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de oro; el segundo lo debemos denominar una joya preciosa”.
Humanos como somos, algo tan luminosamente natural, que se explica a sí mismo, ha sido convertido en justificación para peregrinas teologías y oscurantismos sin cuento. Los vendedores de pócimas y de dioses, los traficantes de supersticiones y los economistas burgueses, no descansan.
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