Es en el Evangelio cristiano de Mateo donde aparecen unos personajes provenientes del este, probablemente de la Persia sasánida, en la que los sacerdotes eran llamados "magos". Los tres colores que representan son los de la tradición escita e iraní, que divide con ellos a los primeros humanos en tres tribus o castas: los blancos (sacerdotes), los rojos (guerreros) y los negros (agricultores y ganaderos).
En principio la iglesia no celebraba la llamada Epifanía, pero los cristianos de Egipto adoptaron el día 6 de enero y la costumbre se extendió. En la Alejandría egipcia se festejaba con toda pompa el festival de Core, "la Doncella" -identificada con la diosa Isis-, y el nacimiento de su nuevo Aion, que era una personificación sincrética de Osiris. San Epifanio escribió que «la víspera de aquel día era costumbre pasar la noche cantando y atendiendo las imágenes de los dioses. Al amanecer se descendía a una cripta y se sacaba una imagen de madera, que tenía el signo de una cruz y una estrella de oro marcada en las manos, rodillas y cabeza. Se llevaba en procesión, y luego se devolvía a la cripta; se decía que esto se hacía porque "la Doncella" había alumbrado al Aion». La estrella no era otra que la brillante Sirius (Sothis) cuya elevación anunciaba la subida de las aguas del Nilo.
Es al principio de la Edad Media cuando estos "magos" son convertidos en "reyes", para darle mayor solemnidad a la cosa. Fue San Cesáreo de Arlés quien, en el siglo VI, los calificó así por primera vez. Desde entonces estos monarcas montados en camello distribuyen regalos a unos y negro carbón a otros. Este año ya han hecho el reparto en Canarias. A tres mil personas les ha tocado embolsillarse la práctica totalidad de lo que deberían pagar en impuestos, más subvenciones y licitaciones. Amén de las plusvalías que extraen de la piel y la salud de las trabajadoras y los trabajadores. A los dos millones restantes nos ha tocado la negra de que se devalúe lo que cobramos de salarios, de que nos suban los impuestos indirectos, de que hayamos superado la cifra de 200.000 parados, de que el 80% de nosotros no llegue a final de mes y de que 600.000 estén bajo el umbral de la pobreza.
Comprenderán ustedes uno, que es republicano, cada vez que va a comprar (y alcanza para menos) vea más reforzada su opinión sobre los reyes. Allons enfants de la Patrie, o sea.
En principio la iglesia no celebraba la llamada Epifanía, pero los cristianos de Egipto adoptaron el día 6 de enero y la costumbre se extendió. En la Alejandría egipcia se festejaba con toda pompa el festival de Core, "la Doncella" -identificada con la diosa Isis-, y el nacimiento de su nuevo Aion, que era una personificación sincrética de Osiris. San Epifanio escribió que «la víspera de aquel día era costumbre pasar la noche cantando y atendiendo las imágenes de los dioses. Al amanecer se descendía a una cripta y se sacaba una imagen de madera, que tenía el signo de una cruz y una estrella de oro marcada en las manos, rodillas y cabeza. Se llevaba en procesión, y luego se devolvía a la cripta; se decía que esto se hacía porque "la Doncella" había alumbrado al Aion». La estrella no era otra que la brillante Sirius (Sothis) cuya elevación anunciaba la subida de las aguas del Nilo.
Es al principio de la Edad Media cuando estos "magos" son convertidos en "reyes", para darle mayor solemnidad a la cosa. Fue San Cesáreo de Arlés quien, en el siglo VI, los calificó así por primera vez. Desde entonces estos monarcas montados en camello distribuyen regalos a unos y negro carbón a otros. Este año ya han hecho el reparto en Canarias. A tres mil personas les ha tocado embolsillarse la práctica totalidad de lo que deberían pagar en impuestos, más subvenciones y licitaciones. Amén de las plusvalías que extraen de la piel y la salud de las trabajadoras y los trabajadores. A los dos millones restantes nos ha tocado la negra de que se devalúe lo que cobramos de salarios, de que nos suban los impuestos indirectos, de que hayamos superado la cifra de 200.000 parados, de que el 80% de nosotros no llegue a final de mes y de que 600.000 estén bajo el umbral de la pobreza.
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Edith Piaf canta la Marsellesa (subtítulos en castellano)
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