
Pero el peor caso se da en las relaciones de pareja. O sea: Pepe, pareja de María, va y tiene una relación sexual con Pino. El hombre se nos queda desinquieto. Dos mil años de paparruchas judeocristianas en vena le dicen que no puede "engañar" a María, que tiene que ser "sincero". Y, olvidándose del sabio principio de "ojos que no ven, corazón que no siente", va y le confiesa todo. Con lo cual le amarga la vida a María, pero él ha descargado su culpa y se queda más relajado.
¿Sincero? Creo que la palabra que merece es otra.
Yo, en cambio, no necesito confesar mis infedelidades, porque ni las he tenido ni las volveré a tener. Y esa grabación en video es un burdo montaje.
Músicos callejeros de todo el mundo interpretan Stand by me
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