Con la excusa de los menores ingre-sos por la caída de la actividad económica debida a la crisis, el gobierno autonómico anuncia la reducción del gasto presupues-tario. Ello afectaría principalmente al capítulo II, que se vería reducido en un 40%.
Ese capítulo, denominado "Gastos corrientes", no comprende sólo partidas que todos estaríamos de acuerdo en rebajar a la mínima expresión, como "publicidad y propaganda" y "Gastos protocolarios y representativos", sino que afecta a suministros y servicios, muchos de los cuales son proporcionados por pequeñas empresas. Otros son de difícil reducción, como agua y electricidad. Pero todos ellos repercuten en la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos.
Por si esto fuera poco, se anuncia que los capítulos de inversiones (VI y VII) "aumentarán" entre un 2% y un 3%. Es decir, por debajo de la inflación, que se prevé alrededor o por encima del 5%.
Este frenazo inversor va en la dirección contraria a las medidas esenciales a tomar para afrontar la crisis que azota las potencias imperialistas, EEUU y Europa, y que requieren el incremento de la inversión pública, aunque ello conlleve alejarse del mitificado "déficit cero" y obligue a aumentar la deuda pública.
La pregunta que cabe hacerse ahora es: ¿y el dinero de la RIC? ¿Se acuerda ahora alguien de los más de 20.000 millones desaparecidos en la Reserva para Inversiones en Canarias? ¿Pero el argumento a favor de esa evasión legalizada de impuestos no era que iba a crear empleo?
La práctica, claro, ha demostrado que regalar dinero público a los grandes capitalistas, condonándole hasta el 90% del Impuesto de Sociedades, lo que ha supuesto es una significativa reducción de dinero público (y, por tanto, de la capacidad de respuesta de las instituciones públicas a la crisis), así como un incremento progresivo de parados año tras año, disparándose ahora a doscientos mil (176.000 oficialmente reconocidos).
Si en todos los parámetros que podamos medir, el Estado español sufre peor la crisis que el resto de Europa, y si Canarias es la que peor lo lleva de todo el Estado, habrá que concluir que, con diferencia, nuestro modelo económico es nefasto y no sirve para los vaivenes internacionales.
Y hablamos de un modelo económico que se ha capitalizado a base de subvenciones europeas -a punto de evaporarse definitiva y ultraperiferi-camente- y en un modelo fiscal sustentado en la RIC y en el REA. Por lo bajo, todos reconocen que ese modelo no nos sirve. Pero nadie quiere tocar la RIC. Ni siquiera el PSOE cuando su delegado gubernativo, José Segura Clavell, admitía que buena parte de ese dinero no ingresado en las arcas públicas podía estar en paraísos fiscales caribeños.
La RIC debe ser suspendida de inmediato, y todo (todo) el dinero consignado a ella debe aflorar. Que esto de la crisis no ha hecho más que empezar.
Ese capítulo, denominado "Gastos corrientes", no comprende sólo partidas que todos estaríamos de acuerdo en rebajar a la mínima expresión, como "publicidad y propaganda" y "Gastos protocolarios y representativos", sino que afecta a suministros y servicios, muchos de los cuales son proporcionados por pequeñas empresas. Otros son de difícil reducción, como agua y electricidad. Pero todos ellos repercuten en la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos.
Por si esto fuera poco, se anuncia que los capítulos de inversiones (VI y VII) "aumentarán" entre un 2% y un 3%. Es decir, por debajo de la inflación, que se prevé alrededor o por encima del 5%.
Este frenazo inversor va en la dirección contraria a las medidas esenciales a tomar para afrontar la crisis que azota las potencias imperialistas, EEUU y Europa, y que requieren el incremento de la inversión pública, aunque ello conlleve alejarse del mitificado "déficit cero" y obligue a aumentar la deuda pública.
La pregunta que cabe hacerse ahora es: ¿y el dinero de la RIC? ¿Se acuerda ahora alguien de los más de 20.000 millones desaparecidos en la Reserva para Inversiones en Canarias? ¿Pero el argumento a favor de esa evasión legalizada de impuestos no era que iba a crear empleo?
La práctica, claro, ha demostrado que regalar dinero público a los grandes capitalistas, condonándole hasta el 90% del Impuesto de Sociedades, lo que ha supuesto es una significativa reducción de dinero público (y, por tanto, de la capacidad de respuesta de las instituciones públicas a la crisis), así como un incremento progresivo de parados año tras año, disparándose ahora a doscientos mil (176.000 oficialmente reconocidos).
Si en todos los parámetros que podamos medir, el Estado español sufre peor la crisis que el resto de Europa, y si Canarias es la que peor lo lleva de todo el Estado, habrá que concluir que, con diferencia, nuestro modelo económico es nefasto y no sirve para los vaivenes internacionales.
Y hablamos de un modelo económico que se ha capitalizado a base de subvenciones europeas -a punto de evaporarse definitiva y ultraperiferi-camente- y en un modelo fiscal sustentado en la RIC y en el REA. Por lo bajo, todos reconocen que ese modelo no nos sirve. Pero nadie quiere tocar la RIC. Ni siquiera el PSOE cuando su delegado gubernativo, José Segura Clavell, admitía que buena parte de ese dinero no ingresado en las arcas públicas podía estar en paraísos fiscales caribeños.
La RIC debe ser suspendida de inmediato, y todo (todo) el dinero consignado a ella debe aflorar. Que esto de la crisis no ha hecho más que empezar.
Paco Ibáñez canta Lo que puede el dinero, del Arcipreste de Hita
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