
LA HUELGA
Dejando atrás nuestras diferencias
(y nuestras experiencias)
nos declaramos desde ahora los poetas
en huelga de versos caídos.
Ya no queremos el estéril territorio de la Luna
entregado por piedad a nuestra tutela.
Exigimos que en la cama de Goethe
los jóvenes forniquen,
que se organicen excursiones gratuitas
al purgatorio de Alighieri.
Que Sor Juana sea nombrada
persona non grata en los conventos.
Amenazamos con dejar sin despedidas los andenes,
sin eternidades los desdenes,
sin mil y una noches los harenes.
Si no se atienden nuestras exigencias
no quedará constancia alguna
de que una vez el mar tuvo crepúsculos.
Tienen de plazo
hasta que las oscuras golondrinas vuelvan.
Lo más terrible, de momento
nos lo guardamos:
Huelga a la japonesa
si no claudican.
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