China ha demostrado la superiori-dad del socialismo de mercado sobre el estalinismo. Y en pocos años puede poner de evidencia la superioridad del socialismo sobre el capitalismo.
Contra ese peligro amarillo –cuya principal característica es que es rojo– se confabulan los medios de propaganda imperialistas, la izquierda divina, el Pentágono y la Unión Europea. Unidos en santa cruzada los torturadores de Guantánamo, los criminales que permiten cárceles secretas de la CIA en sus territorios, los asesinos en masa de Irak, los ocupantes de Yugoeslavia, los verdugos de civiles en Afganistán, los genocidas de África, los saqueadores de Latinoamérica, los autores de la directiva de la vergüenza contra los inmigrantes pobres, los que sacan los militares a cazar gitanos en ciudades europeas, los ocupantes de Canarias.
Todos contra el fuego chino. Todos hoggogizados por los derechos humanos. Da igual que el gobierno de la República Popular China sea el que concite el mayor respaldo popular del mundo. O precisamente por eso. Las televisiones del gángster Berlusconi y los periódicos subvencionados piden libertad para que los señores feudales vuelvan a tener siervos en el Tíbet. Se escandalizan porque para hacer una manifestación haya que pedirla con 24 horas de antelación, callando que aquí son 10 días –si es que te dejan–. Mienten descaradamente presentando la niebla como smog. Establecen una auténtica carrera para ver quién la suelta más gorda.
Los que editorializan respaldando que se deje a centenares de miles de ciudadanos sin derecho a representación política, que se ilegalicen partidos, que se encarcele por delitos de opinión, anatemizan porque una secta destructiva sea ilegal.
Digan lo que digan, China va. De todas maneras va. Lo dijo Mao en 1949: “El pueblo chino se ha puesto en pie y nunca más vivirá de rodillas”. A joderse, señores imperialistas –y lacayos babosos–.
Contra ese peligro amarillo –cuya principal característica es que es rojo– se confabulan los medios de propaganda imperialistas, la izquierda divina, el Pentágono y la Unión Europea. Unidos en santa cruzada los torturadores de Guantánamo, los criminales que permiten cárceles secretas de la CIA en sus territorios, los asesinos en masa de Irak, los ocupantes de Yugoeslavia, los verdugos de civiles en Afganistán, los genocidas de África, los saqueadores de Latinoamérica, los autores de la directiva de la vergüenza contra los inmigrantes pobres, los que sacan los militares a cazar gitanos en ciudades europeas, los ocupantes de Canarias.
Todos contra el fuego chino. Todos hoggogizados por los derechos humanos. Da igual que el gobierno de la República Popular China sea el que concite el mayor respaldo popular del mundo. O precisamente por eso. Las televisiones del gángster Berlusconi y los periódicos subvencionados piden libertad para que los señores feudales vuelvan a tener siervos en el Tíbet. Se escandalizan porque para hacer una manifestación haya que pedirla con 24 horas de antelación, callando que aquí son 10 días –si es que te dejan–. Mienten descaradamente presentando la niebla como smog. Establecen una auténtica carrera para ver quién la suelta más gorda.
Los que editorializan respaldando que se deje a centenares de miles de ciudadanos sin derecho a representación política, que se ilegalicen partidos, que se encarcele por delitos de opinión, anatemizan porque una secta destructiva sea ilegal.
Digan lo que digan, China va. De todas maneras va. Lo dijo Mao en 1949: “El pueblo chino se ha puesto en pie y nunca más vivirá de rodillas”. A joderse, señores imperialistas –y lacayos babosos–.
Marcha de los Voluntarios, himno de la República Popular China
[Hambre en Miami: señalan que en 17 años, jamás se había visto una escasez de comida como ésta. Daniel Shoer Roth,]
1 comentario:
Buen artículo y buen blog. Lo visitaré con asiduidad.
Saludos
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