La ampliación de la semana laboral hasta las 65 horas ha dejado claro que todo ese discurso no esconde otra cosa que la sobreexplotación de las trabajadoras y los trabajadores. La cosa es sencilla: primero desregulamos aún más la contratación y abaratamos aún más el despido. Los salarios tenderán aún más a la baja, ante una masa de parados creciente, que hacen cola para ofrecerse aún más baratos. Después largamos una perorata sobre planes de formación y competitividad, y a vivir (el que pueda).
CCOO, UGT y patronal se reúnen estos días con el gobierno español, con el objetivo de aplicarnos la flexicurity y llegar a un pacto social a finales de julio. Fíjense bien en las fechas, que agosto es inhábil hasta para protestar. Oiga, y lo tranquilo que se queda uno sabiendo que van a ser los subvensindicatos amarillos los que nos van a defender. Como para darse a la bebida.
Bob Dylan canta Subterranean Homesick Blues
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