
Una condición que no cumple el gas natural licuado. Cierto que hay más reservas mundiales de gas que de petróleo. Pero eso sólo significa que nos veremos con el problema de su final más tarde.
El gas licuado no sólo es peligroso, sino que requiere la construcción de instalaciones carísimas. Por mucho menos del precio de crear las infraestructuras necesarias para su uso, se pueden poner las bases de otro tipo de fuentes energéticas no contaminantes. Y, sobre todo, que no nos hagan depender del exterior.
Pero, claro, el negocio del gas está, precisamente, en saquear los miles de millones públicos que se precisan para esas obras de infraestructura. Ya se sabe: dinero público, beneficio privado.
El gobierno metropolitano español aprobó el viernes su documento de planificación de los sectores de electricidad y gas 2008-2016 referido a la red de transporte, en el que se incluyen nuevamente las plantas de regasificación de Arinaga y Granadilla.
Como lo de Arinaga está en un veremos, el señor López Aguilar ha salido enseguida a exigir al Cabildo de Gran Canaria que fije definitivamente la ubicación de la planta regasificadora en esta isla.
Es cara. Contamina. No es necesaria. ¿Quiere usted una bomba al lado de su casa?
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