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sábado, 19 de abril de 2014

Fusiles y papeletas

Lo explicaba Lenin: "La única garantía posible de democracia es un fusil en el hombro de cada obrero". Todas las fantasías biempensantes se desmoronan cuando la realidad se impone. Y esa realidad es que las clases dominantes no se van a dejar arrebatar pacíficamente sus privilegios por el simple hecho de haber sido derrotados en las urnas.

El hecho es que la burguesía sólo reconoce los resultados electorales cuando les son favorables. Por eso es suicida pensar que va a aceptar la "democracia" cuando esos resultados pongan en peligro sus intereses.

Basta repasar la historia. Incluida la del propio Estado español, en el que las consecuencias de la derrota militar de la clase obrera y del pueblo hace 75 años aún permanecen. O la de sus guerras coloniales, que han dejado un reguero de salvajismo, crueldad y terror para, una vez derrotada España, salir de cada país con el rabo entre las piernas.

Eso no quiere decir que debamos renunciar a la lucha en las urnas, a utilizar elecciones o referendums para hacer avanzar posiciones y conformar mayorías populares. De hecho, son las oligarquías capitalistas las primeras que rompen las urnas o impiden consultas populares por el simple poder de la fuerza. Que no lo olviden los ucranianos. Que lo sepan los catalanes. Que lo tengamos en cuenta los canarios.

Porque, como también señalaba Lenin, "una clase oprimida que no aspire a aprender el manejo de las armas, a tener armas, no puede ser considerada más que como una clase de esclavos. Nosotros, sino queremos convertirnos en pacifistas burgueses ó en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de la que no hay otra salida que la lucha de clases".

Lo cual no es óbice para oponernos radicalmente a la violencia de grupos reducidos que usurpan la voluntad de las masas. Y que sirven de excusa a las clases dominantes para que toda acción popular sea calificada de "terrorista". Y, en consecuencia, poder imponer "razonablemente" todo tipo de legislación represiva y medidas de "excepción".

Sé que no gusta oír estas cosas. Pero, sin duda, la principal arma de que disponemos es nuestro cerebro. Y todavía podemos usarlo. Podemos pensar. Y si lo hacemos, ni reyes ni oligarcas con todos sus tanques, cañones o bombarderos, no tienen nada que hacer.

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