Ciudad enamorada

Y la mañana
en que esa mujer aparece
y te mira directamente a los ojos
y la miras eternamente a los ojos
y todo se detiene
y tu corazón se para
y se le para
y la sigues mirando
y ella te sigue mirando
y te bajas de la guagua
y ella se baja
y te sigue mirando
y le dices hola
mientras el corazón
-tu viejo corazón-
te sale por la boca
y ella dice hola
y te reencuentras
con una palpitación
y un sudor frío
y la coges de la mano
y te coge de la mano
y la ciudad se detiene
y la besas
y te besa
y todo desaparece
y ella te pregunta
si tienes a dónde ir
y tú le preguntas
a dónde vamos
y llegas a una puerta
a un pasillo
a besos en la boca
a un frenesí de epidermis
y labios entreabiertos
y gemidos
y dientes
y saliva
y fluidos
y horas que pasan
y jadeos
y poco a poco
regresa el universo
y la noche
y el rugir de la calle
y las sirenas
y te mira
y la miras
y la abrazas
y te abraza
y el tercer planeta
sigue girando
y te besa
y la besas
y los besos
son el ágora
de la ciudad
inmensa.