
Te introdujiste
sigilosamente
en mis habitaciones,
recorriste como un aroma
mis laberintos y pasadizos,
derramaste luz en mis rincones oscuros.
Sin saber cómo te me has hecho necesaria.
Te me has metido en las venas,
has circulado líquida en mis arterias.
Has cuidado mis heridas.
Acariciado mi frente.
Has apagado mi sed con tu agua.
¿Quién eres mujer,
que así caminas?
Porque lo que siento por ti
nunca fue definido
ni nos importa en absoluto cómo se llama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario