Cuando Constantino convirtió el catoli-cismo en religión de Estado, y el imperio pasó a ser teocrático, la Iglesia adoptó como propios los ritos y las formas paganas. La sotana negra procede de los sacerdotes de Mitra, llamados hierocoraces por ser del color del cuervo ("corax"). El solideo, ese pequeño gorro que cubre la coronilla, es de procedencia hebrea. El hisopo y el agua bendita ("agua lustral") ya se utilizaban para la purificación de templos, ciudades, campos y personas. Tenían también pilas bautismales a cuyas aguas se las denominaba "favisses" y "agua miriaria".
La tonsura procede de Egipto, donde los sacerdotes de Anubis se afeitaban la coronilla (el "in monte sancto", asiento del alma y de las facultades místicas) en señal de castidad. El alba es de procedencia romana y griega, y su color blanco manifestaba pureza. También la utilizaban los sacerdotes de Isis para indicar que eran castos. El manípulo era lo que utilizaban los cónsules para señalar el principio o el final de un acto. La estola era usada por las bailarinas del templo y por los sacerdotes paganos. El mismo origen tienen los cirios encendidos ante el altar y el incienso, así como el báculo, la mitra y el sello que los oficiantes portaban para los sacrificios.
El bonete, ya en desuso, era el "flammeum" de los sacerdotes de Júpiter, que por eso eran llamados "flamines". Por cada gobernador de provincia del imperio se instituyó un arzobispo. Y por cada prefecto un obispo, que terminó ejerciendo las funciones de aquel. Además, los príncipes de la Iglesia adoptaron el púrpura del poder imperial. Todo muy pintoresco, como ven. Pero diecisiete siglos y unas cuantas revoluciones más tarde, la gran conquista democrática es, precisamente, la separación entre la Iglesia y el Estado.
Lo digo para ver si, de una vez, los cargos públicos dejan de aparecer institucionalmente en las ceremonias (privadas) de una religión en particular asumiendo una representación de todos los ciudadanos a la que no tienen derecho.
La tonsura procede de Egipto, donde los sacerdotes de Anubis se afeitaban la coronilla (el "in monte sancto", asiento del alma y de las facultades místicas) en señal de castidad. El alba es de procedencia romana y griega, y su color blanco manifestaba pureza. También la utilizaban los sacerdotes de Isis para indicar que eran castos. El manípulo era lo que utilizaban los cónsules para señalar el principio o el final de un acto. La estola era usada por las bailarinas del templo y por los sacerdotes paganos. El mismo origen tienen los cirios encendidos ante el altar y el incienso, así como el báculo, la mitra y el sello que los oficiantes portaban para los sacrificios.
El bonete, ya en desuso, era el "flammeum" de los sacerdotes de Júpiter, que por eso eran llamados "flamines". Por cada gobernador de provincia del imperio se instituyó un arzobispo. Y por cada prefecto un obispo, que terminó ejerciendo las funciones de aquel. Además, los príncipes de la Iglesia adoptaron el púrpura del poder imperial. Todo muy pintoresco, como ven. Pero diecisiete siglos y unas cuantas revoluciones más tarde, la gran conquista democrática es, precisamente, la separación entre la Iglesia y el Estado.
Lo digo para ver si, de una vez, los cargos públicos dejan de aparecer institucionalmente en las ceremonias (privadas) de una religión en particular asumiendo una representación de todos los ciudadanos a la que no tienen derecho.
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