La setencia se escuda en casos de estados continentales que han trazado sus líneas archipielágicas (Dinamarca respecto a las islas Feroe, Noruega respecto a las Spitzberg, Ecuador respecto a las Galápagos, Australia en referencia a las Houtman Abrolhos y Portugal respecto a Madeira y Azores) para establecer el supuesto derecho español a trazar la delimitación de las aguas canarias como si se tratara de las de un Estado archipielágico y, en consecuencia, con derecho a explotar sus recursos naturales.
Por mucho que diga este magistrado, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 1982, que entró en vigor el 16 de noviembre de 1994, y que fue suscrita por España el 15 de enero de 1997, el Estado continental que tiene un archipiélago solo puede considerar propias las doce millas en torno a cada isla. Otra cosa es que haya países que, de forma unilateral, declaren como aguas propias las que crean convenientes. Y que defienda esa declaración con la potencia de fuego de su Armada.
En los ejemplos que cita la sentencia, ningún otro país disputa las aguas en cuestión a los Estados que han declarado como propias las aguas archipiélagicas. No es nuestro caso donde, al no ser Canarias independiente, las aguas que España quiere delimitar como propias tendrían que ser arrebatadas directamente a Marruecos.
Todos estos movimientos en torno a las aguas Canarias surgen, precisamente, al calor de la disputa de la multinacional hispano argentina Repsol YPF por participar en la explotación de la gran bolsa petrolífera que va desde Marruecos a Mauritania, pasando por Canarias y el Sahara Occidental. Marruecos dejó fuera a Repsol del contrato de explotación de esa bolsa, a favor de un consorcio de empresas norteamericanas, y la multinacional –que procura minimizar el volumen de petróleo de la zona- intenta renegociar el asunto con Marruecos.
Por lo tanto, no hay que perder la perspectiva a la hora de analizar las fintas y los amagos del Estado español en defensa de “su” multinacional. Lo triste sigue siendo que Canarias, que podría disponer de una gran riqueza natural propia si fuese independiente, asiste como mera espectadora al saqueo de sus recursos.
PARA AGUSTÍN MORA,
DE QUINTÍN CABRERA
Agustín Mora, Cartero,
quiero que llegue a Las Palmas
lo que me sale del alma
(que no sé que es) espero
que mi canto, compañero,
se acerque a ti solidario.
Este cantor solitario
siempre admiró tu valía,
tu quehacer y tu osadía
compartiendo tu ideario.
¡Así es la vida, Compadre!
Yo que canto, los pulmones.
A ti la voz, los cojones
alguien nos toca. Que ladre
aquel que en este desmadre
entienda la sinrazón.
Me quitarán un pulmón
y aunque operen tu garganta
no nos callarán. Aguanta
porque es sólo un chaparrón.
A veces pienso, Agustín,
que son cosas de la CIA
(no creas que son manías
o que me paso un pelín).
¿A quién le interesa, al fin
que te calles y me calle?
¿Te has fijado en el detalle?
tiran con bala de veras
contra de Quintín Cabrera
y de Agustín Mora Valle.
No sé, se me va la olla
redactando estas tontadas
más me huelo la tostada
que dios, que no es gilipollas,
nos castiga porque apoya
al Papa, a Rouco Varela,
Los Santos y otros franelas,
oye Radio Guineguada
mis canciones y payadas
y aprieta donde nos duela.
¡Qué viejito hijo de puta!
No actúa de buena ley
porque es amigo del rey
y de Bush, nos ejecuta.
Mientras tanto va y recluta
las conciencias con fruición
porque les da el alegrón
a los tontos y este año
ha logrado, con apaño,
que gane la selección.
¡Qué favor le hizo al Pepé!
pues con dos o tres partidos
ya nos han retrotraído
al franquismo, “mire usté”.
La canción ya me la sé
porque la cosa es sencilla:
ahora se hablará de Villa
y no de crisis ni historias.
Quede sólo en la memoria
las paradas de Casillas.
Nos venimos a enfermar
este año futbolero.
Los chicos de Zapatero
pronto se irán a la mar
o a la montaña, a pensar
el seguir privatizando.
En septiembre será cuando
se consuman más traiciones
de Ugeté y de Comisiones
y otros que siguen chupando.
Carterito jubilado:
hasta aquí llegó mi amor.
Callo mi canto, el horror
de lo que se viene, ha dado
en mi corazón. Helado
se quedó mi pensamiento.
Pero que lleven los vientos
este abrazo hasta Canarias
que como una catenaria
te acerquen mis sentimientos.
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