Ripley

Estoy locamente enamorado de la teniente Ripley. Me dirán ustedes, con razón, que la teniente Ripley no existe, que sólo es un personaje de ficción, encarnado por Sigourney Weaver en la película Alien. No me importa: una mujer así encandila aunque sea imaginaria. Resuelta, decidida, dura, con un par. Capaz de hacerle frente al más terrorífico monstruo asesino de las galaxias. Y de derrotarle allí donde todos los hombres de su tripulación habían fracasado, incluído el malvado androide infiltrado por la perversa y archicapitalista Compañía.

Estoy cansado de la educación que recibí: no me gusta el papel de sexo fuerte, de tipo responsable. Todo eso socialmente exigible a un ser humano por aquello de nacer con las gónadas por fuera. En cambio, con una mujer así, uno podría permitirse el lujo de ser delicado, sensible, débil, hasta mimoso. Si alguna vez me encuentro con ella seguro que, con pudor, me sonrojaré hasta las cejas y, como corresponde a mi condición masculina, bajaré tímidamente los ojos. Insisto: estoy locamente enamorado de la teniente Ripley.