La conversación al fondo
llena de impaciencia los sentidos.
De pronto,
una palabra ronca,
un aroma,
una mirada,
desatan el delirio de labios,
de dientes,
de latidos,
de saliva.
Con premura y palpitaciones,
los "no debería hacerlo"
y los "esto es un desatino"
caen al suelo
arrancados con la ropa.
Y ya sólo
corazones desbocados,
pieles ardiendo,
manos,
sudor,
dedos,
orificios,
delicia,
genitales,
locura.
Después
la respiración,
la ternura,
la felicidad.
Y el miedo.
(De Noticias del Frente)
No hay comentarios:
Publicar un comentario