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sábado, 15 de noviembre de 2014

Desmovilización

La irrupción de Podemos en el escenario político y la relativa proximidad de los dos procesos electorales de 2015 han conllevado la práctica total paralización de las movilizaciones en el Estado español. 

Volvemos a una vieja inercia: la de esperar que "alguien" nos solucione los problemas. Siempre es más cómodo, claro, resolver con un papelito en la urna que asumir que, si nosotros mismos no movemos el culo, nada cambiará.

La culpa no la tiene Podemos. Al fin y al cabo, como lo han definido sus dirigentes, no es más que una "maquinaria de guerra electoral". No es un partido para la organización y la lucha popular, sólo una maquinaria para ganar elecciones. No es poco. Pero incluso confiando en la bondad intrínseca de sus dirigentes y de sus intenciones, es evidente que sin una movilización popular sostenida será imposible torcer el brazo del imperialismo europeo y de la oligarquía española.

No nos gusta pensar en eso. ¿Manifestarse arriesgándose a que te detengan, te apaleen, te procesen, te multen o te encarcelen? Lejos estamos todavía de ese punto. Y más si se nos ofrece la posibilidad de cambiar las cosas "democráticamente", esto es, siendo buenos "ciudadanos" que se limitan a votar. Que se partan otros la cara.

Pero no sólo se ha desinflado la movilización. ¿Reunirse, organizarse, aguantar debates? Para qué, si todo lo que tenemos que hacer es pulsar un botón en el ordenador o el móvil, calentitos en nuestro sofá. Asaltar el cielo por iphone, digamos. Mucho más descansado, dónde se va a comparar.

Estamos muy lejos de vernos abocados a dejar de ser objetos de la historia y convertirnos en sujetos. De dejar de ser masa y pasar a ser individuos. De momento, ni a los nuevos dirigentes "ciudadanos" les interesa, ni a la mayoría de nosotros le parece imprescindible. Es comprensible: hay que tener cierto grado de desesperación para eso. Mientras creamos poder ir escapando de otra forma, para qué.

Mientras tanto, ¡ay, mientras tanto!, como escribía Agostinho Neto en la prisión de la PIDE en Luanda, en 1960, "se acumulan las nubes al soplo de la historia".

Agárrense que vienen curvas. O sea.

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