con las piernas cruzadas, sereno.
Una montaña inmóvil:
los pliegues de la ropa caen armoniosos
como reflejo de su deleite,
mientras pasan las cosas como nubes
y las paladea sin aferrarse a ellas,
jugando con las corrientes marinas,
existiendo fluidamente,
nadando en el acaecer de la vida.
Aceptación:
cuando piensa, no se angustia.
Determinación:
cuando actúa, ni un titubeo.
Una montaña inmóvil:
los pliegues de la ropa caen armoniosos
como reflejo de su deleite,
mientras pasan las cosas como nubes
y las paladea sin aferrarse a ellas,
jugando con las corrientes marinas,
existiendo fluidamente,
nadando en el acaecer de la vida.
Aceptación:
cuando piensa, no se angustia.
Determinación:
cuando actúa, ni un titubeo.
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