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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Verdades

Un viejo proverbio chino dice que “conocer los problemas es tener la mitad de las soluciones”. Y el Jesús de los Evangelios nos dice que la verdad nos hará libres (Juan, 8:32). Y la verdad es que con las cuotas de los afiliados, no hay partido que pueda afrontar ni siquiera mantener abiertas las sedes. No digamos nada de las carísimas campañas electorales. Así pues, dependen enteramente de las aportaciones privadas.

Y es a todas luces evidente que esas grandes inyecciones de capital solo las pueden poner los que tienen mucho capital. Y estos capitalistas no se han hecho ricos tirando el dinero. Esperan algo a cambio.

¿Y que puede ofrecer a cambio un partido (cualquier partido) que, como hemos visto, ni siquiera es capaz de autofinanciarse? Sólo lo que pueda otorgar desde las instituciones públicas que ocupe. Esto es, leyes favorables, desgravaciones fiscales, subvenciones, obras públicas, recalificaciones, contratas, privatizaciones, información privilegiada…

Así pues, cuantas más vallas, anuncios, cuñas publicitarias y demás excesos de un partido vean ustedes, más compromisos tiene y más entregado está a sus “donantes”. Dicho de otro modo: cuanta más publicidad, más corrupción. Legal o ilegal, que ese es otro tema, porque es pura ficción eso de que todos somos iguales ante la Ley. Quién tiene mucho dinero no recibe la misma justicia que quién no lo tiene. Y esta es una verdad empírica, experimental, sufrida todos los días.

Por si esto fuera poco, quienes reciben dinero para gastar en anuncios, reciben un trato proporcionalmente amistoso de los medios en los que se anuncian. Y quienes no tienen dinero para esos carísimos anuncios ven como sus comunicados, declaraciones y actos son minimizados o directamente silenciados.

Pero además, para ser dueño de medios de comunicación hay que tener mucho capital. Y, lógicamente, prensa, radios y televisiones defienden el punto de vista y los intereses de los que tienen capital: no van a dar cancha a los que quieren acabar con su dominio. Quién paga manda. De forma que nos dejan que elijamos cuál de sus “pagados” gestionará mejor el chiringuito.

“Di la verdad aunque sea amarga”, recomendaba Mahoma. Aunque no gusten, estas son verdades verdaderas.

Bocas de Ceniza, de Rodolfo Santana

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