Mi amigo José es carpintero, y está en el paro. Su mujer María está embarazada, y se cumple este miércoles. La ecografía les ha dicho que el chiquillo va a ser macho, y ya se han decidido por el nombre: le van a poner Jesús, como el abuelo. María estaba trabajando, pero cuando se quedó en estado no le renovaron el contrato. Como no tienen ingresos fijos, no pueden meterse en una hipoteca para comprar una casa. Ni aunque no hubiera crisis. Ni qué decir tiene que no les alcanza para pagar un alquiler.
De momento están viviendo en un alpendre que les ha dejado un amigo. No se atreven a acudir a Asuntos Sociales a pedir ayuda porque saben que, aparte de no dársela, es más que probable que les quiten el niño por no tener medios. Hasta ahora han estado escapando con una parte de la pequeña pensión que cobra la madre de ella, pero la viejita se ha puesto muy enferma y, como se muera, no van a tener ni para comer.
Comparten el alpendre con Alí y con Mahmud, dos inmigrantes que han conseguido llegar sin tropezar con el Frontex ni ahogarse. Como no tienen papeles, ambos trabajan en lo que pueden sin seguro y sin horario, por unas pocas perras. Les digo a María y a José que no se preocupen, que ya vendrán tiempos mejores. Me sabe mal mentirles, pero no tengo corazón para explicarles la que se nos viene encima.
¿Decirles que los banqueros van a seguir sustrayendo miles de millones de euros de las arcas públicas y que, por lo tanto, cada vez habrá menos dinero para programas sociales? ¿Contarles que ni fondos Europeos ni madre ultraperiférica que los parió? ¿Con qué valor les amargo la vida con el hecho de que las políticas europeas obligan a la privatización de servicios, de empresas públicas, de todo lo que se mueva, y que eso les va a fastidiar más si cabe? La realidad ya se les vendrá encima.
Por eso Jesús nacerá con el puño cerrado. Feliz Solsticio de Invierno, o sea.
De momento están viviendo en un alpendre que les ha dejado un amigo. No se atreven a acudir a Asuntos Sociales a pedir ayuda porque saben que, aparte de no dársela, es más que probable que les quiten el niño por no tener medios. Hasta ahora han estado escapando con una parte de la pequeña pensión que cobra la madre de ella, pero la viejita se ha puesto muy enferma y, como se muera, no van a tener ni para comer.
Comparten el alpendre con Alí y con Mahmud, dos inmigrantes que han conseguido llegar sin tropezar con el Frontex ni ahogarse. Como no tienen papeles, ambos trabajan en lo que pueden sin seguro y sin horario, por unas pocas perras. Les digo a María y a José que no se preocupen, que ya vendrán tiempos mejores. Me sabe mal mentirles, pero no tengo corazón para explicarles la que se nos viene encima.
¿Decirles que los banqueros van a seguir sustrayendo miles de millones de euros de las arcas públicas y que, por lo tanto, cada vez habrá menos dinero para programas sociales? ¿Contarles que ni fondos Europeos ni madre ultraperiférica que los parió? ¿Con qué valor les amargo la vida con el hecho de que las políticas europeas obligan a la privatización de servicios, de empresas públicas, de todo lo que se mueva, y que eso les va a fastidiar más si cabe? La realidad ya se les vendrá encima.
Por eso Jesús nacerá con el puño cerrado. Feliz Solsticio de Invierno, o sea.
2 comentarios:
Feliz solsticio, dentro de lo que cabe. Me ha impresionado mucho tu Put the blame on mame (el tuyo, lo de Rita es aparte). Abrazote.
magnifico teo flicidades de Jose a y Pino
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