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jueves, 10 de julio de 2008

Voracidad

Mientras 40.000 niños mueren ca-da día de hambre y la mitad de la humanidad sufre malnutrición, los dirigentes de los ocho países capitalistas más ricos del mundo celebraron la primera jornada de su reunión en Kyoto con un banquete de de 19 platos:

- Millo relleno de caviar.
- Salmón ahumado.
- Erizo de mar.
- Tartaleta de cebolla y bulbos de azucena y ajedrea.
- Ternera de Kioto bañada en algas y condimentada con espárragos y salsa de sésamo.
- Tacos de atún con aguacate, salsa de soja y shiso.
- Sopa de almejas.
- Congrio con azucenas y vinagreta de soja
- Langostinos.
- Rollitos de anguila a la plancha envueltos en bardana
- Boniatos.
- Gobio frito en aceite de soja.
- Sopa de marisco.
- Pescado del Pacífico a la plancha con vinagreta de pimienta.
- Cordero lechal con hierbas aromáticas, trufas negras y salsa de piñones.
- Tabla de quesos con miel de lavanda y frutos secos.
- Degustación Fantasía del G-8.
- Café.
- Dulces rellenos de fruta.

Este opíparo menú caía plato tras plato mientras los comensales evitaban comprometerse a subir las ayudas a África en 50.000 millones de dólares a partir de 2010 y a fijar un plazo para ayudas destinadas a combatir enfermedades como el Sida, la malaria y la tuberculosis, que afectan gravemente a nuestro continente. Promesas que el G-8 había asumido en cumbres anteriores y que en esta oportunidad debían concretar.

Lo explicaba Bertolt Bretch: “a quienes viendo acercarse las escuadrillas de bombarderos del capitalismo siguen preguntándonos / cómo solucionaremos tal o cual cosa, / y qué será de su hucha y de su pantalón de los domingos después de una revolución, / a ésos poco tenemos que decirles”.


Quliapayún cantan Qué culpa tiene el tomate

[El descanso. Fidel Castro.]



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