Mediocridad

No es el que tiene limitaciones: las tenemos todos. Mediocre es quién se niega a reconocer sus limitaciones y a vencerlas. El mediocre envidia a la persona brillante. No lo puede soportar: es superior a sus fuerzas. Pero en vez de tratar de superarla, mejorándose, trata de minimizar y hundir a la persona de talento, para que no le haga sombra. Lo explicaba Rochefoucauld: “Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance”.

El mediocre procura rodearse de gente aún más mediocre, siguiendo el principio de que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”. Si, por el contrario, la persona de valía le da una oportunidad, procura dejar bien claro que es él quien encumbra al otro, y que, en realidad, se lo debe todo.

Ser mediocre no requiere esfuerzo, ni estudio. Basta con pontificar como si se supiera. Es más descansado, digamos. Por eso comprenderán que abunden tanto.