Barridas por el viento,
tus calles trazan el mapa del olvido.
No hay anotaciones sobre la torre de Marduk
ni sistemas de ecuaciones.
El fantasma de la bella Amytis
no encuentra sus jardines.
Ni siquiera hay justicia en la flor de los reinos,
porque el divino Shamas
es menos poderoso que los bombarderos.
De la Puerta de Dios solo quedan
la arena y los elementos.
Hermosa Babilonia,
¿qué extraña caducidad
te ha disuelto con las lluvias?
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