Ciudad diosa

Oh ciudad de los dioses y los signos,
de los puntos cardinales
y las señales luminosas
bajo las que se trafica
con sustancias y con deseos:

soy un extranjero en tu horizonte recortado,
un exiliado entre seres exiliados
tullidos de miedo,
un lobo que desciende a tus calles
a devorar las sombras
en las fisuras de tus piedras.

Oh ciudad de los demonios
salidos de las alcantarillas,
oh infierno congelado en la arquitectura
de oficinas en las que se comercia
con vidas y con cuerpos:

soy la furia que llega en la noche,
el fuego que crece en la madrugada,
la nota disonante entre tus muros,
el ejército que llega del futuro.

Oh laberinto de las efigies,
oh elevada acrópolis de la bolsa y los burdeles,
oh ciudad de las pesadillas,
de los hombres y sus sueños:

hoy que nada es sacro en tus mercados,
sé una diosa misericorde y amable
que dé la bienvenida en su vientre
a este mensajero de los tiempos.