España tiene el miserable honor de haber sido la primera en utilizar armas químicas contra una población civil. Fue en 1920, cuando miles de kilos de fosgeno, cloropicrina y gas mostaza regaron los campos de El Rif en la guerra con Marruecos. Ya saben: aviones militares lanzados en picado sobre el abarrotado mercado y lanzando sus bombas químicas. Ancianos, mujeres y niños cayendo fulminados con las horribles quemaduras provocadas por el gas. Eso se llama ser un país de los que "cuentan, sirven y deciden".
No es de extrañar, pues, que el Estado español siga mandando más y más soldados a liquidar afganos rebeldes. No son los hijos, ni las hijas, ni las madres, ni los hermanos de los gobernantes españoles los que van a morir reventados por los bombardeos imperiales (o sea, los "buenos"). Esos gobernantes, y los diputados que los apoyan, y los afiliados que los sustentan, tienen nombre y apellidos. Pasean entre nosotros. Lo mismo son unos sentimentales. Quieren mucho a sus hijos. Adoran a su perro. Presumen de ser gente respetable. Dan lecciones de honorabilidad, de ética, de "democracia.
Sólo que, de vez en cuando, mandan soldados a una guerra. Dan órdenes (o las respaldan) que es la sentencia de muerte de cientos de miles de seres humanos.Mandan tanques, morteros, bombarderos, helicópteros artillados y otras herramientas de muerte a aniquilar a niños y mujeres embarazadas. Ya se sabe, esos "peligrosos terroristas".
Como a Franco cuando firmaba sentencias de muerte, ni a Zapatero, ni a De la Vega, ni a Chacón, ni a sus secuaces, les tiembla el pulso a la hora de la invasión de un país soberano, del asesinato en masa, de la devastación. Son "estadistas". Fieles servidores de una potencia extranjera que tiene más armas de destrucción masiva que diez veces el resto del planeta junto. Siete mil ojivas nucleares, entre otros "argumentos". El único país que ha lanzado bombas atómicas contra la población civil.
Sí, no hay más dios que los USA. Y su voluntad es la única Ley. ¿Conciencia? Por favor, eso no cotiza en bolsa.
No es de extrañar, pues, que el Estado español siga mandando más y más soldados a liquidar afganos rebeldes. No son los hijos, ni las hijas, ni las madres, ni los hermanos de los gobernantes españoles los que van a morir reventados por los bombardeos imperiales (o sea, los "buenos"). Esos gobernantes, y los diputados que los apoyan, y los afiliados que los sustentan, tienen nombre y apellidos. Pasean entre nosotros. Lo mismo son unos sentimentales. Quieren mucho a sus hijos. Adoran a su perro. Presumen de ser gente respetable. Dan lecciones de honorabilidad, de ética, de "democracia.
Sólo que, de vez en cuando, mandan soldados a una guerra. Dan órdenes (o las respaldan) que es la sentencia de muerte de cientos de miles de seres humanos.Mandan tanques, morteros, bombarderos, helicópteros artillados y otras herramientas de muerte a aniquilar a niños y mujeres embarazadas. Ya se sabe, esos "peligrosos terroristas".
Como a Franco cuando firmaba sentencias de muerte, ni a Zapatero, ni a De la Vega, ni a Chacón, ni a sus secuaces, les tiembla el pulso a la hora de la invasión de un país soberano, del asesinato en masa, de la devastación. Son "estadistas". Fieles servidores de una potencia extranjera que tiene más armas de destrucción masiva que diez veces el resto del planeta junto. Siete mil ojivas nucleares, entre otros "argumentos". El único país que ha lanzado bombas atómicas contra la población civil.
Sí, no hay más dios que los USA. Y su voluntad es la única Ley. ¿Conciencia? Por favor, eso no cotiza en bolsa.
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