Permítanme que pida perdón. A mis padres y hermanos, que han sufrido las consecuencias de mis ideas. Que pida perdón especialmente a mi compañera porque, por decir las cosas que digo, varias veces ha dejado de entrar un sueldo en casa. Y a mi hijo, porque si su padre no fuera tan bocazas, no tendría que afrontar una vida tan austera.
Pero también pido perdón a mis antepasados, por permitir que Canarias se haya convertido en una cueva de ladrones. Y a nuestros descendientes, por no haber impedido que se pavimente y se venda hasta el último metro cuadrado de nuestra tierra.
Pido perdón a los viejos y bondadosos maestros republicanos, porque mucho largar, pero las escuelas públicas sólo sirven para el fracaso escolar y el adoctrinamiento religioso.
Pido perdón a los parados, porque no conmuevo a nadie para que su situación cambie. Y a los que agonizan en listas de espera, porque toda esta palabrería no les acerca un solo día a la operación que necesitan.
Pido perdón a los inmigrantes pobres, que son recibidos como perros, mientras seguimos arrastrándonos servilmente ante los europeos.
Pido perdón a las víctimas de que, con mis impuestos, los peores terroristas (esos de chaqueta y corbata) hayan invadido su país y lo ocupen con tropas mercenarias.
Pido un perdón irredimible, porque voy a seguir peleando con el cuerpo, con la sangre, con la voz, con el alma.
Pido perdón a todos.
Pero también pido perdón a mis antepasados, por permitir que Canarias se haya convertido en una cueva de ladrones. Y a nuestros descendientes, por no haber impedido que se pavimente y se venda hasta el último metro cuadrado de nuestra tierra.
Pido perdón a los viejos y bondadosos maestros republicanos, porque mucho largar, pero las escuelas públicas sólo sirven para el fracaso escolar y el adoctrinamiento religioso.
Pido perdón a los parados, porque no conmuevo a nadie para que su situación cambie. Y a los que agonizan en listas de espera, porque toda esta palabrería no les acerca un solo día a la operación que necesitan.
Pido perdón a los inmigrantes pobres, que son recibidos como perros, mientras seguimos arrastrándonos servilmente ante los europeos.
Pido perdón a las víctimas de que, con mis impuestos, los peores terroristas (esos de chaqueta y corbata) hayan invadido su país y lo ocupen con tropas mercenarias.
Pido un perdón irredimible, porque voy a seguir peleando con el cuerpo, con la sangre, con la voz, con el alma.
Pido perdón a todos.
La Orquesta Club Flambo interpreta Summer Samba, de Rodolfo Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario