Baby killers

Cuando los soldados nortea-mericanos regresaban de Vietnam, empezaron a darse cuenta de que ya no se les recibía como a héroes, sino que los manifestantes –muchos de ellos excomba-tientes– les gritaban “baby killers”.

La gente se estaba dando cuenta de que bajo los bombardeos, bajo el napalm, en las aldeas arrasadas, en los campos de arroz, había jóvenes, mujeres, ancianos y niños. Que todos los argumentos autojustificativos de los gerifaltes políticos y norteamericanos para la agresión, no valían ni una sola vida. Que My-Lai no era un “error”, sino una consecuencia lógica de la guerra. Como ahora Kandahar o el centro de Kabul –qué papelón el de la socialdemocracia europea–.

Diecisiete millones de personas bajo los B-52. Guerra “limpia”, bombas “inteligentes”, daños “colaterales”: prostitución del lenguaje para justificar el crimen. Se me revuelven las tripas viendo a tipos gélidos y encorbatados, a salvo en sus despachos, exhibiendo impúdicamente su ardor guerrero.

Y para defender sus bastardos intereses, nuestros “heroicos” líderes se manchan las manos de sangre, montando un gigantesco GAL internacional. O aceptan sin más que los agentes usamericanos puedan secuestrar y asesinar impunemente a quien quieran, en cualquier parte del mundo. Ha sonado la época de nuevas leyes fascistas contra los derechos de los ciudadanos, con la excusa de la seguridad. Hace más de dos siglos que Benjamín Franklin dijo que "quien sacrifica la libertad en nombre de la seguridad, no merece la libertad ni la seguridad".

Las guerras modernas van dirigidas principalmente contra los no combatientes. Quienes ordenan bombardear ciudades y aldeas, usando a los seres humanos como carne de cañón, son vulgares terroristas. Baby killers: asesinos de niños.

Bob Dylan canta Hurricane

[Guerra y ocupación en Irak. Global Policy Forum]

[Elogio de Marx en el 125 aniversario de su muerte. Francisco Fernández Buey.]

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